Conciencia de sí mismo
La autoconciencia no es un concepto estático de “quién soy”, sino un viaje con visión de futuro para comprender las propias raíces.
Nuestro mayor adversario en la vida somos nosotros mismos.
Como adultos, nos encontramos en una búsqueda para aprender y expresar nuestra verdadera naturaleza. Somos lo que somos en parte debido a los conceptos dominantes que acumulamos en nuestras cabezas, así como a todas las creencias, acciones y caminos que seguimos para mejorar.
La autoconciencia tiene un efecto liberador
La sociedad frecuentemente proporciona programas o fórmulas a seguir para tener supuestamente éxito, pero esto ignora el hecho de que todos somos individuos únicos y que no todo funciona para todos.
La autoconciencia es liberadora porque nos permite comprender nuestras capacidades físicas y mentales e inferir lo que nos gusta y lo que no nos gusta. La autoconciencia nos impide convertirnos en robots.
¿Cuál es preferible?:
¿Valoración de los demás o valoración de uno mismo?
¿Qué es más importante, valorar las posesiones o valorarse a uno mismo?
¿Qué es peor, tener más o tener menos?
Cuanto más tienes, más tienes que perder.
Cuanto más valoras las cosas, menos te valoras a ti mismo.
Cuanto más dependas de la aprobación de los demás, menos autosuficiente serás.
La búsqueda de la autoconciencia da como resultado la libertad.
La nuestra parece ser una vida de autoexamen: un desprendimiento diario de nosotros mismos.
Para nosotros, como humanos, se nos hace más fácil a medida que nos investigamos más y las preguntas se vuelven más numerosas.
Y podemos ver cada vez con más claridad.
No se trata de desarrollar lo que se ha creado, sino de restaurar lo que se ha perdido.
Eso siempre ha sido parte de nosotros y nunca se ha perdido ni alterado excepto por nuestra manipulación equivocada.
“El hombre sabio se preocupa más por su yo interior que por su apariencia exterior”.
Cuanto más profundizamos en nuestro interior, más se puede ver nuestra verdadera naturaleza en el exterior.
Cuanto más comprendamos nuestra esencia interior, más podremos vivir en armonía con la naturaleza y todo lo que nos rodea.
Aquí hay algunas buenas preguntas que puedes hacerte para determinar dónde estás realmente en tu viaje hacia el autoconocimiento y para asegurarte de que tu ejercicio de autoconocimiento no te lleve únicamente a alimentar tu ego.
¿Cuál es tu nivel de satisfacción y felicidad?
¿Qué tan feliz eres en cada momento?
¿Te sientes libre?
¿Tienes tranquilidad mental?
Tomar medidas:
Observa tus relaciones y revísalas. ¿Cómo es su calidad?
¿Puedes mantenerlos? ¿O los estás recorriendo en un ciclo?
Observa tus amistades, relaciones íntimas, colegas, vecinos y relaciones casuales, y califica las relaciones y tu satisfacción con ellas.
¿Cuáles son las áreas en las que estás confundido?
¿Dónde te sientes perdido o resentido?
Míralos objetivamente y pregúntate qué no sabes sobre ellos.
Tómalo paso a paso, un problema a la vez.
Haz una lista de tus fortalezas y debilidades: ambas son grandes maestros.
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Texto de Myriam Speich
Fotografía de Laurence Cabantous @lau_cabantous