Una rápida investigación reveló numerosos beneficios de la respiración: mejora la salud física y mental, equilibra la presión arterial y la frecuencia cardíaca, fortalece el sistema inmunológico, mejora la digestión y regula las hormonas. Esta lista ya parece impresionante, pero hay mucho más. La respiración reduce el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y los síntomas de depresión. También mejora la concentración, la calidad del sueño y el estado de ánimo en general. Los efectos y la eficacia dependen de los problemas iniciales que uno tenga y de la voluntad de enfrentarlos y resolverlos durante la sesión de respiración.
Fui al círculo de respiración solo para ver de qué se trataba, sin ningún problema particular en mente.
Al principio, nos pidieron que pensáramos en nuestra búsqueda para la sesión. Pensé que quería aprender a dejarlo ir. La vida ha sido bastante dura últimamente y es difícil de controlar. Si quieres confiar en el universo, Bali debe ser el mejor lugar para aprender a hacerlo.
Cuando me llegó el turno de expresar mi petición, dije que estaba invitando a la libertad.
Libertad de control, libertad de ansiedad, libertad de dudas. -Me añadí a mí mismo.
El ambiente era perfecto para una experiencia espiritual: campos de arroz alrededor, aromas y la música adecuada bajo un exquisito techo de bambú. Se colocaron colchones en círculo para que muchas personas pudieran tener esta experiencia juntas y compartirla entre sí. Comenzamos caminando, llevando la conciencia a cada parte de nuestros cuerpos y conociendo a otros participantes. Luego hubo una breve instrucción y demostración de lo que íbamos a hacer.
La frase importante que más me ayudó durante la sesión fue “No importa lo que pase en el punto más alto, siempre volverás a la normalidad. Todo el mundo lo hace”.
Al principio no lo entendía muy bien, pero después me afectó.
Luego, todos se tumbaron en sus colchones y empezaron a respirar según las instrucciones. Había gente que nos ayudaba durante la sesión y nos guiaba para que encontráramos el ritmo adecuado. Durante los primeros minutos, me sentí un poco confusa. ¿Me quedaré aquí recostado y respiraré? ¿Será este el infame despertar? Bien, confíen en el proceso.
Después de un tiempo, comencé a sentir tensión en mi cara y espasmos en mis músculos que se extendían hacia mi pecho, mis brazos y mis manos. Después de un tiempo, la tensión se volvió tan fuerte que me asustó. Pase lo que pase ahora volveré a la normalidad. Da miedo sólo porque yo lo hago dar miedo.
¿Qué pasa si simplemente lo dejo ir?
Uno de los asistentes se me acercó y me dijo que todo estaba bien, que todo lo que me pasaba lo aceptaba, que yo lo aceptaba. Eso me dio otro empujón de confianza y fuerza para seguir adelante. Un par de veces me reí sin motivo en particular. Tal vez fue una especie de liberación emocional mística o, como me expliqué a mí mismo, que estaba demasiado feliz de pasar por dificultades y aun así estar bien, de tener gente a mi lado para ayudarme en mis peores momentos.
ADespués de que todos regresamos a el Presente, compartimos nuestras experiencias. Tuve que Admito que la respiración era exactamente lo que necesitaba aprender para soltar el control. Hasta el final del día, me sentí un poco Un poco oxigenado, lleno de amor y de ideas. Sí, solo respirando.